Casa de Vinos Montecarlo, A Coruña

Habíamos visitado el Montecarlo desde su profunda reforma en un par de ocasiones, una de ellas para tomar unas cañas de aperitivo y otra para intentar picar algo un día por la noche. En ambas incursiones nos encontramos un local lleno, funcionando a tope, y este lunes noche volvimos a encontrarnos con la misma situación. Local lleno y animado, sin sitio apenas en barra para pedir una cerveza y hacer tiempo hasta que llegaran el resto de la gente. Poco a poco se fue despejando un poco y conseguimos hacernos con una mesa libre.

El local ha cambiado mucho. La primera impresión es que parece mucho más pequeño de lo que era antes. La barra ha cambiado de lugar y al fondo aparece una buena bodega que anuncia la importancia que se le da al vino aquí. Las mesas son todas altas, las que están pegadas a la pared más grandes ( para cinco personas máximo ).

La carta es bastante completa, empezando por tostas, embutidos y quesos tanto en raciones como en tablas, conservas y ahumados ( se siguen manteniendo en carta como en el local predecesor ), pinchos, cuatro o cinco pescados y carnes. La carta de vinos es extensísima y muy cuidada.

Comenzamos con un Paté de Centolla casero, acompañado por tostitas de pan de pasas, muy suave y sabroso. A continuación unas tostas, bien de tamaño y que nos sirvieron divididas entre cinco, número de comensales que estábamos a la mesa. La primera de Cecina con Foie, combinación original que nos convenció a todos y la otra de Filetitos con Torta del Casar, otro acierto. Seguidamente pedimos una ración de Chipirones Encebollados, plato que no estaba en carta, sino como recomendación en una pizarra. La fuente venía con varios cachelos sobre lo que estaban los mini chipirones, de buena calidad y con la cebolla con un punto crujiente. Y para finalizar pedimos Zorza Ibérica con Patatitas, el plato más tradicional de toda la noche.

Costó decidir el vino que íbamos a pedir, pero al final fue todo un acierto: Valtosca, DO Jumilla, servido a una temperatura fantástica que nos encantó a todos.

Pasamos de los postres, aunque tengo que señalar que hay dos apartados en la carta, uno simplemente con los dulces y otro con el maridaje que ellos recomiendan para cada uno. La diferencia de precio no suele ser escandalosa entre un listado y el otro ( es decir que no cobran 5€ por un PX si se acompaña con el postre, por ejemplo ).

Pedimos café, que sólo sirven de pota, y con el mismo nos sirvieron cinco trocitos de Tarta Larpeira por cuenta de la casa, al igual que los cafés. Acompañamos con tres chupitos de licor café Antonio Montero, muy bueno por cierto. La cuenta hasta aquí fue de 111€, fantástica relación calidad-precio, más si tenemos en cuenta que sólo de vino fueron 43€. Aparte pedimos unos gin-tonics, ya que tienen buenas referencias de ginebras. En este caso, los tres que pedimos fueron City of London, que sólo habíamos probado en la Casa de Comestibles. Se sirvieron con Fever Tree, y el precio no os lo puedo decir porque no lo sé.

La sensación al salir fue muy buena. Es un local de donde sales con ganas de volver porque en la carta han quedado platos que apetece probar. La carta de vinos además ofrece muchas posiblidades. Sin embargo me parece un local algo limitado por el espacio, realmente son pocas mesas y no es adecuado para una cena con gran número de comensales ( lo dicho, cinco estábamos apretados, sobre todo cuando las mesas de alrededor estaban ocupadas ). Para grupos reducidos que decidan hacer picoteo es perfecto.

PUBLICADO POR ESTHER