jueves, 29 de abril de 2010
Guinness Storehouse Visitor Experience
Para comenzar nuestra andadura deciros que si estais interesados en realizar una visita a sus instalaciones podeis hacer la reserva por adelantado en su página web www.guinness-storehouse.com, con esto no solo os ahorrareis un 10% en el precio de la entrada sino que te evitarás todas las colas, ya que solo tendrás que entrar y meter el código en una maquinita y ya te da las entradas al instante.
La visita está dividida de tal forma que puedes visitar cada uno de sus seis pisos, donde verás tanto los procesos de elaboración, como posteriormente degustar una guinness en el Gravity Bar en el sexto piso, donde además disfrutarás de unas vistas panorámicas inmejorables de la ciudad (siempre y cuando el tiempo lo permita).
En el primer piso podrás visitar la tienda oficial (donde acabarás comprando algún souvenir), la recepción donde podrás pedir una guía en español o cualquier otro idioma, para orientarte durante la visita (dicha guía es totalmente gratuita previo depósito del Dni), y la entrada a la zona de visita que es como una especie de pinta gigantesca que llega hasta el último piso.
A medida que vamos avanzando vamos viendo todos los procesos de producción de la cerveza donde explican la procedencia de sus cuatro ingredientes: agua, cebada, lúpulo y levadura, de hecho puedes tocar e incluso probar alguno de ellos como la cebada tostada. Tambien muestran la elaboración, como el tueste de la cebada que es el ingrediente principal que le da ese sabor y color característico a esta cerveza, el tratamiento del lúpulo que le da ese amargor especial y como no, la mezcla con el agua que mucha gente cree que procede del río Liffey cuando no es así, ya que según ellos es procede de los más puros manantiales de las montañas de Wicklow.
Seguimos ascendiendo y podemos ver salas interactivas donde dan consejos del abuso del acohol y su efecto pernicioso para la salud, exposiciones de todas las campañas publicitarias que hicieron famosa la marca hace muchos años, donde puedes ver la aparición del Tucán emblema de la marca, la adopción del arpa como simbolo identificativo, etc. El tema de arpa es curioso puesto que años despues el gobierno quiso adoptar el arpa como escudo nacional y se encontró que era marca registrada de Guinness con lo que tuvo que invertir el arpa para poder utilizarla. Y como no, la referencia de los Record Guinness que surgieron de una apuesta de un ejecutivo de la marca durante una cacería, y como llegó a ser el libro de referencia donde puedes encontrar desde los records más absurdos como los más impresionantes.
Hacemos una parada en la quinta planta, donde llegamos al Brewery Bar y al Source Bar donde puedes aprender a tirar una pinta perfecta. Cómo poder resistir la tentanción, ahí me planto yo para servirme una pinta (no sé si perfecta, pero deliciosa) y recibir un diploma acreditativo de experto tirador de cerveza (que más quisiera). Esta es una buena opción puesto que con la entrada tienes derecho a degustar una pinta gratis dentro de la fábrica, la otra opción sería subir a la planta siete, al Gravity Bar y degustar una pinta disfrutando de las mejores vistas de la ciudad en un local circular con grandes cristaleras e inmejorables vistas.
Aquí es donde os contaré un pequeño truquillo para navegantes que quizás os puede interesar. Como os avancé antes, tu entrada solo te da derecho a una consumición en el Gravity Bar o bien en el Brewery Bar El tema es que en el Gravity solo puedes canjear tu entrada, en ningún caso comprar un pinta, con lo cual te cojes el ascensor y bajas a la planta sexta, te compras una pinta y te vuelves a subir al Gravity Bar donde sin duda la disfrutarás el doble.
Luego lo aconsejable sería volver a bajar y probar el menú del restaurante de la sexta planta donde podrás degustar cualquier plato de cocina tradicional irlandesa del menú elaborado a base de Guinness (como no podía ser de otra forma).
Yo aquí he podido degustar una sabrosa hamburguesa elaborada con carne de ternera irlandesa y Guinness (superaconsejable). El resto de mis compañeros optaron por el estofado de ternera a la guinness. La verdad es que vale mucho la pena y el precio es muy ajustado puesto que puedes salir por unos 15 euros tranquilamente tomándote una buena pinta, que puede ser de Guinness o bien otras, de las cuales aconsejable probar la Kilkeny.
Para el final dejo la joya de la corona, que es el Gravity bar, que como ya os avancé anteriormente, está situado en la parte mas alta de la fábrica, y que además es uno de los puntos mas altos de la ciudad. Desde allí podrás degustar tu Guinness perfectamente tirada mientras te deleitas de las vistas panorámicas de todo Dublín, excepto si te pilla mal tiempo con lo que solo podrás ver los cristales empañados.
El mayor problema del Gravity bar es llegar y encontrarte con cientos de personas, lo cual es un problema tanto si quieres situarte en la barra para pedir tu pinta, como si quieres coger un asiento pegado a las cristaleras para tomarte tu cervecita mientras disfrutas de las vistas. Creo que lo ideal es poder ir un día de semana para evitar la acumulación de gente ávida de ese oro negro llamado Guinness.
PUBLICADO POR TONI.
viernes, 23 de abril de 2010
Restaurante Gaioso
Hace un par de semanas nos decidimos a ir a un restaurante al que teníamos muchas ganas: el Gaioso en la Ciudad Vieja, hermano mayor de la taberna de la plaza de España que hace poco acaba de reabrir sus puertas y por lo que pude ver desde fuera, guarda bastante similitud con el anterior local.
Para continuar con esta acertada puesta en calor, elegimos un carpaccio de foie fresco con mezclum de lechugas, compota de manzana y aceite de espinaca. El pan que incluían para untarlo no parecía el más apropiado porque era tan fino, que se nos rompió a todos. Continuamos con una ensalada de bacalao confitado con cebolla crujiente y aliño de pasas que era más contundente de lo que parecía a simple vista. Estos entrantes los acompañamos con una botella de Ladairo que era el godello recomendado del día y que todos disfrutamos.
Con los platos principales creo que acertamos todos. Del arroz caldoso de pulpo (creemos que era a la brasa) y moluscos nos sorprendió la potencia de sabores de su fumet. En los canelones de pato y setas con jugo de carne descubrimos la salsa de mostaza que lo acompañaba aunque el camarero y la que se lo comió no estaban muy convencidos de que la llevara... La ternera gallega estofada al vino tinto Mencía será difícilmente olvidada por mí. El cuarto comensal optó por un entrecot de ternera gallega, en su punto. Y todo esto regado con una botella de un Toro que ya conocíamos gracias a Xurxo de O Secreto y que, como él, nunca nos falla.
Aunque ya estábamos bastante llenitos, el postre no podía faltar, pero aconsejados por nuestros estómagos, tomamos dos para compartir. Un tocinillo de fruta de la pasión y un hojaldre con fresas y mascarpone. Qué os voy a contar...
Y para hacer bien la digestión nada mejor que unos licores que no eran caseros - no les estaban permitidos -sino artesanales. Dos de cilantro y dos de hierbas nos ayudaron de maravilla.
La cuenta ascendió a 144,20 €, es decir, 36 por persona, que nos pareció muy ajustado para todo lo que comimos/bebimos y la calidad de los platos. Sólo echamos en falta algunos opciones que habíamos visto en la carta de la web del restaurante pero que no aparecían en la que allí nos ofrecieron. Higos frescos al horno con foie o el salpicón de centolla y langostinos los intentaremos probar la próxima vez... espero que no tardemos mucho!!
PUBLICADO POR JUAN
miércoles, 21 de abril de 2010
Numanthia 2001
Hace una semana más o menos, nos decidimos a abrir este vino, que era uno de los más apetecibles de la bodega de Toni. Dado que era un 2001 no lo dilatamos más y pasamos a comprobar si eran verdad todas las bondades que se decían de él.
Lo decantamos y a los 10 minutos ya no podíamos resistir la tentación de echarle la nariz conscientes de que seguramente evolucionaría. Nos encontramos un vino muy cubierto que presentaba leves reflejos teja aunque no muy acusados.
La primera impresión en nariz fue ciertas notas de vainilla, cacao, un cierto toque láctico y ligeros barnices que evolucionaron rápidamente en chocolate con leche dispersándose los barnices.
Le dimos un "arreón" a la copa a ver que nos decía y además de mantenerse los aromas originales , comenzó a mostrarse aroma a licor de guinda, balsámicos, especias (nuez moscada, dedujimos) y recuerdos a café capuccino.
Al cabo de un tiempo de jugar con él , los aromas fueron evolucionando a tonos más de yoghourt de fresa , incrementando por el camino notas ahumadas, fina madera ,pimentón dulce y aceitunas aliñadas.
Francamente fue una de las catas más entretenidas en naríz que hemos vivido nunca y buscando buscando ... concluimos todo ese abanico de aromas que puede resultar contradictorio.
Y por fin pudimos saborear un vino largo, muy pulido y con un buen tanino . Sabor a frutos (cereza, frambuesa) . Ligerámente astringente y con un largo retronasal. Un vino muy redondo y muy bien estructurado, que destaca sobre todo por su exquisito y persistente sabor frutal que deriva en matices lácticos e incluso de plátano.
A mi particularmente me encantó por su paso sedoso, su frutal sabor con buena acidez y por la complejidad en nariz . Pasa directamente a la lista de los mejores que he probado.
He leido que el 2001 era uno de los más flojos en una cata vertical de Numanthia... como deben ser las otras añadas. Puede influir que lo hayamos tomado en un buen momento
No es un vino para todos los días (30 €), pero si un día se hace un dispendio, os lo recomiendo.
Os dejo la nota de cata de todovino : Vista: Picota amoratado profundo
Nariz: Complejo, elegante e intenso en nariz, aromas balsámicos, tostados, cacao, notas medicinales, fruta en sazón y escarchada. Café, tabaco, trufa de chocolate, montebajo, minerales (turba)
Boca: Potente, sabroso, amplio, taninos de excelente calidad, aterciopelado, gran longitud, con volumen y final por desarrollar, con aromas torrefactados, especiados, cacao
Temperatura de servicio: 16º C
Tiempo de conservación: Hasta 2010
PUBLICADO POR DANI
martes, 6 de abril de 2010
Vacaciones en Irlanda-Dublín. 1ª parte
En las guías que habíamos ojeado solían comentar que no se comía demasiado bien, así que nos llevamos unos deberes hechos con varias notas de sitios donde podíamos ir además de alternativas para probar comida internacional ( ya sabéis cómo nos gustan, cada vez que salimos intentamos encontrar algún restaurante thai ).
Normalmente hacíamos desayunos bastante contundentes. Desde sandwiches enormes con todo tipo de ingredientes ( bacon, salchichas y tomates, pollo, coleslaw y bacon... ), pasando por los típicos platos de huevos ( escalfados, fritos, en tortilla ), bacon, salchichas y tostadas, bagels y el súper completo Full Irish Breakfast, una auténtica bomba compuesto por dos huevos fritos, bacon, salchichas ( por cierto, buenísimas con un toque de pimienta muy rico ), champiñones y dos tipos de morcilla, una blanca y una negra ( allí traducido como black pudding y white pudding ). Todo esto acompañado de una torre de tostadas y café americano rellenable. Evidentemente también los había más simples como las típicas tostadas con mantequilla y mermelada o dulces como los muffins.
El primer día que llegamos estábamos un poco perdidos y entramos en el Temple Bar, pub más antiguo de la zona que lleva el mismo nombre, a tomar nuestra primera pinta, y allí decidimos pedir algo para picar. Y vimos que había una tabla de quesos irlandeses que nos apetecía probar, y la verdad es que mereció la pena probarlos todos ( el Cashel Blue impresionante... ) y además una tabla de carnes asadas ( roast beff, cerdo asado tipo lacón... ) cortadas a modo de fiambre.
Intentamos probar platos más o menos típicos de la gastronomía irlandesa. Por ello, en varias ocasiones comimos en los típicos pub para además poder acompañarlos con diferentes cervezas. De este modo pudimos probar el Roast Beef, acompañado con patatas asadas, puré de patata, zanahorias, brécol, Yorkshire Pie y una salsa para mi gusto un poco dulce. El conjunto del plato era descomunal, idóneo para compartir con otra persona.
Otro de los platos que más nos sorprendieron y gustaron fue el Beef&Guinness Irish Stew ( estofado de ternera a la Guinness ). Lo tomamos en la misma fábrica, que es visita obligada en Dublín y nos encantó. Consiste en tiras de ternera acompañadas de cebolla y verduras en una salsa espesa hecha con la cerveza y con puré de patata. Otro día yo repetí, en esta ocasión en Belfast, y aquí el mismo estofado se presenta a modo de pastel, con una especie de tapa de hojaldre, lo que le da una aspecto de lo más original. Por cierto, que el la Guinness Storehouse, Toni se pidió una hamburguesa a la Guinness, buenísima la carne, aunque para mi gusto demasiado cocinada.
En otra ocasión, y aprovechando que teníamos alquilado un coche para movernos de Dublín, nos fuimos a un pub llamado Johnnie Fox, situado a unos 20 minutos de Dublín en la zona de montaña. Es un local, la verdad, de guiris, ya que creo que no había ni una sola mesa ocupada por gente propia de Dublín. El caso es que nos sentaron en una mesa en primera fila para ver a un fulano con guitarra que cantaba temas irlandeses ( Molly Malone, Whiskey in the Jar... ) y que nos dejó literalmente sin poder hablar ni una palabra durante la cena, ya que no nos escuchábamos. Pero el tema es que la comida estaba realmente buena: por la mesa pasaron dos piernas de cordero asado que estaba francamente bien cocinado, dos raciones de " solomillo", que resultó más bien ser un entrecotte, pero también de gran calidad y con la opción de servir la salsa de acompañamiento a un lado, y salmón con una salsa de cítricos que también resultó del gusto de la persona que lo pidió. Con lo cual, si os coincide de ir, pedid una mesa un poco alejada del escenario y disfrutad de la comida.
Para las cenas nos decantábamos un poco más por restaurantes internacionales. El primero, fue el Thai Orchid, donde pudimos tomar unas alas de pollo con " sweet chilly sauce ", picantonas, y una tempura de entrantes y unos Spice Noodles ( 3 raciones ) , junto a otra ración de pollo con champiñones acompañado con arroz. Nos gustó a todos. Además visitamos el típico restaurante italiano ( Carluccio´s ) donde tomamos pasta, y otro con horno de leña donde tomamos pizza. En ninguno de estos había cerveza irlandesa, en uno sólo la italiana Nastro Azzuro- Perone, y en el otro local Heineken de presión.
En otra ocasión fuimos a un restaurante indio. Fue el día de Viernes Santo, que curiosamente no estaba permitido beber alcohol en todo Dublín. Era nuestro último día en Dublín y nos daba un poco de rabia no poder tomar las últimas pintas. Entre todo esto, como no sabíamos dónde cenar nos acercamos a este restaurante hindú y entramos. Cual fue nuestra sorpresa cuando al llegar al interior vimos todas las mesas que estaban ocupadas bebiendo cervezas en botellín. El interior del local estaba bastante recogido, las cortinas echadas, con lo cual desde la calle no se veía el interior del restaurante y allí sí servían alcohol. La cena fueron los típicos platos súper aromáticos, pollo y cordero con salsa híper encebollada y todas las especias del mundo, acompañado de arroz. Para mi fue la comida que menos me gustó, salí un poco saturada.
Y otro de los restaurantes que nos mereció la pena la mojadura que nos pillamos y el frío que pasamos para llegar fue el Charming Noodle, en Parnnell St, pequeño local donde siven noodles de manera masiva en todas sus variantes, rice noodles, pan fried noodles, stew noodles... Todos probamos platos diferentes, uno vegetariano, otro con pollo y verduritas, los noodles de la casa y para mi gusto, los mejores, los Spicy Noodle, una auténtica bomba para cualquier estómago, y que Dani no pudo terminar, aunque podéis comprobar el tamaño de las raciones.
Y hubo más... os lo iremos contando poco a poco... Así que les cedo el testigo a mis compañeros, para que cada cual os cuente lo que más le ha impresionado.
PUBLICADO POR ESTHER