Nos habían hablado de este restaurante oriental, y como sabéis de vez en cuando nos gusta variar un poco y probar cocina internacional, así que allá nos fuimos. Lo primero que llama la atención de este restaurante es la estética, totalmente alejada al típico restaurante chino. Grandes ventanales, dos amplísimas salas una para fumadores y otra libre de humo, mesas muy separadas unas de otras en ocasiones por plantas, mesas redondas... Es decir, de primeras nos dio buena impresión.
Lo segundo que nos sorprendó fue la carta, mucho más escueta que los tradicionales e incluyendo platos también de cocina thailandesa. Varios entrantes de los que escogimos rollito de primavera, de tamaño más que considerable pero bueno, nada grasiento y rollitos thailandeses, de tamaño mucho más pequeño, rellenos de gambas y pollo creo recordar y con una salsa picante. En la ración venían 6 unidades.
Los platos variaban del pollo en ocho o nueve preparaciones variadas, un par de platos de pato, ternera ( gallega, según estaba especificado en la carta ), cerdo y los clásicos platos de arroz, tallarines... Nos decidimos por unos fideos de arroz salteados con verduritas, arroz tres delicias ( un clásico ) y pollo salteado al curry que estaba un poco picante y que nos gustó. Por supuesto todo fue muy abundante y nos sobró algo de cada plato.
La carta de vinos es otro tema a comentar. Nunca me hubiera imaginado que en un restaurante de este estilo hubiera una carta tan variada tanto de denominaciones como de referencias. Nos apetecía un blanco fresquito y pedimos Guitián. En el momento de los postres en lugar de pedir algo dulce también preferimos un vinito y nos decidimos por un moscatel que nos sirvieron más que generosamente en una copa de cava. Después del café, la única camarera oriental que vimos en todo el local nos invitó a un chupito de un licor chino.
Finalmente la cuenta nos salió por 46€ ( dos personas ). Personalmente me gustó el concepto y el estilo que le han dado. Me parece un local recomendable.
1 comentario:
Vamos con nuestros hijos a Rui An con cierta asiduidad. El dueño es un encanto, dedica tiempo a explicarte cualquier cosa que le preguntes de su país ( incluído el alfabeto chino!!). El trato es muy bueno y la comida calidad precio inmejorable. Es el único chino de la ciudad al que vamos . Si te esperas una decoración típica de restaurante chino, te sorprenderá el gusto con el que Xian acondicionó su local. Merece la pena visitarlo.
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