En nuestra anterior visita a la ribera del duero nos había quedado una espinita clavada con esta bodega, la alternativa era Emilio Moro o Alejandro Fernandez. Yo he de confesarme fiel seguidor de todo lo que sale de la firma Alejandro Fernandez sea de la denominación que sea, pero en esta ocasión acabamos visitando Emilio Moro por temas de horarios de visita y fechas.
La bodega Emilio Moro está situada en pleno corazón de la Ribera del Duero (como digo yo en el lado bueno de donde salen los mejores caldos). Situada en Pesquera del Duero, posee grandes extensiones de viñedos que dedican según la situación y la producción de la finca a la elaboración de sus distintos vinos.
Podemos probar un amplio abanico que van desde Finca Resalso, pasando por Emilio Moro hasta terminar en una amplia gama de Malleolus. En este caso teníamos contratada una cata de estos tres vinos y una visita a la bodega, todo muy bien organizado por parte de la bodega.
No entraré en la cata de los vinos en profundidad porque este post trata más sobre la visita a la bodega y dejo la entrada de los vinos para cuando nos tomemos con calma el Malleolus que nos compramos allí. Aunque si puedo adelantar que la progresión de los vinos desde el primero al último es bestial, cada uno con una personalidad muy marcada y muy característica.
Para la elaboración de Finca Resalso se utilizan los viñedos mas jovenes entorno a 15 años y se deja en barrica 4 meses. En el caso del Emilio Moro se emplean viñedos de hasta 25 años y se deja reposar en barrica 12 meses. Su producción supera el millón de botellas. El Malleolus se produce en tres variedades que son: Mallolus, Valderamiro y Sanchomartín distinguiéndose cada uno de ellos por la finca en la que se han plantado los viñedos así como por la elaboración (tanto la fermentación como el tipo de barrica y tiempo en ella) siendo el Sanchomartín el mas alto de gama con viñedos de 85 años plantado en la finca mas exclusiva por sus condiciones metereológicas y de suelo, así como por sus 22 meses de barrica nueva de roble francés (ahí es nada).
Las instalaciones de la bodega son impecables desde la primera estancia hasta la última, empezando por la entrada con imágenes de los orígenes de la bodega y una pequeña tienda situada a la izquierda. De ahí pasamos a ver la zona de los depósitos en los que ya observamos la primera diferencia que nos indica porque un vino vale una cantidad determinada, y es que ciertos depósitos (los dedicados a los mejores caldos) tienen un tamaño inferior y reciben una fermentación distinta estando el vino en contacto con los ollejos en todo momento.
De ahí pasamos a ver la zona de barricas donde llama la atención la perfecta colocación de las mismas, casi milimétrica, pudiendo observar también los distintos tipos de barrica según el vino elaborado en la misma. Logicamente para los Malleolus usan siempre barricas nuevas de roble Francés, que da ese caracter tan marcado al vino.
Para los que esteis pensando visitar la bodega puede ser una buena opción reservar en el comedor que tienen acondicionado a tal efecto, el caso es que la cata la hareis en esa misma estancia. En nuestro caso no habíamos reservado para comer pero si le eché un ojillo y el menú ronda los 50 euros por comensal pudiendo degustar un cocido de la tierra y alguna que otra cosilla. No puedo opinar sobre la comida pero si puede ser una opción interesante maridar sus vinos con sus productos típicos, lo que si os aseguro es que el salón es super tranquilo y nada masificado.
En resumen bodega tradicional (particularmente las que mas nos suelen gustar a los integrantes de este blog), vinos super cuidados con gran proyección internacional, y buen trato.
PUBLICADO POR TONI.
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