
En boca, flojito, paso bastante decente y poco más. Complicado encontrarle excesivas virtudes, aunque para nada desagradable. Debieron hacérnoslo catar antes del otro, aunque vale la pena comprarse una botella y disfrutar de los matices en nariz. Con un pescadito iría de maravilla.
PUBLICADO POR DANI
La verdad es que fue muy fácil hacer la cata de este vino gracias a los consejos de la persona que nos llevó por la bodega de Matarromera. Nos lo planteó como que íbamos a probar un vino con el mismo tipo de uva que el anterior que habíamos probado, el Matarromera 2005, pero éste siendo de otra denominación, Cigales y otra añada, éste un 2003. En nariz los matices eran totalmente distintos, fue sencillísimo encontrar el de aceitunas y a la vez fue muy curioso, yo nunca había encontrado este aroma en ningún otro vino. Al moverlo yo sí pude apreciar el de la acetona, aunque si no me lo hubieran dicho no lo habría relacionado, y sobre todo el de melón maduro. A mi me sirvió para darme cuenta que me falta saber relacionar los olores que conozco con lo que realmente es, es decir que el olor a melón lo conocía pero me falta tener esa conexión de decir sí, es melón...
En boca te da la sensación de que le falta algo, que es un vino que te dice mucho cuando lo hueles pero muy poco cuando lo pruebas. Tiene poco retrogusto y al final se queda un poco cojo. Totalmente distinto al Ribera que habíamos probado antes, que era mucho más potente, aún siendo ambos Tempranillos 100%.
PUBLICADO POR ESTHER
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