Siguiendo nuestra costumbre de probar nuevos Albariños y para ir terminando nuestras existencias de la pasada feria para hacer sitio a los vinos de este año abrimos esta botella. Realmente cuando lo compramos el año pasado no habíamos oido hablar de él pero nos pareció una oportunidad para anotarnos otro más a nuestra lista.
En la copa nos encontramos con un color amarillo dorado, no de la intensidad de aquel Terras Gauda ( quién volviera a pillarlo... ) pero atractivo a la vista. En nariz apareció aromas dulces y persistentes a fruta de hueso tipo albaricoque, lo cual nos hizo sospechar que íbamos a probar uno de esos vinos que después de la primera copa ya no te apetece más de puro dulce que es.
La sopresa fue cuando al probarlo nos encontramos efectivamente con un vino dulce pero no empalagoso, con alguna nota cítrica al final, muy goloso y realmente distinto, ya que a mi no me cuadró ni con los Top de nuestra lista que se suelen caracterizar por su marcado tono cítrico ni esos dulzones que definitivamente no me gustan y ni siquiera con esos ácidos responsables de los pelos de punta. Personalmente me sorprendió bastante tanto por el buen paso, el retrogusto tan persistente y por no saber catalogarlo en ninguna de las opciones anteriores, lo que me hizo encontrar un vino distinto. No lo incluiría en el Top pero me gustaría volver a tomarlo porque creo que tiene una buena cantidad de matices que podrían sacarse y que esta vez no lo hemos hecho.
PUBLICADO POR ESTHER
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