Evidentemente, cenando en un restaurante como el Río Ulla y basándonos en lo que pedimos nos decidimos por vinos blancos como siempre que vamos allí a cenar. El Fillaboa fue el segundo que pedimos y que ya teníamos en la recámara cuando pedimos el primero, un Ribeiro.
El Fillaboa lo habíamos probado precisamente en este mismo restaurante hace casi 8 años, y ha sido un vino de esos que te queda buen recuerdo, pero que con el paso del tiempo y sobre todo con el paso de todos esos Albariños que nos hemos tomado, que creedme han sido muchos, teníamos la duda de qué nos iba a parecer ahora.
Color claro ( para no tener que escuchar sandeces de mis compañeros de blog ), en nariz manzana y cítricos, y con un paso muy suave, muy completo, con buen retronasal y con matices que no habíamos encontrado al tomar el vino anterior y que quizá hizo que aún nos gustara más este. Un detalle, cuando ya habíamos acabado de cenar y tomando esa última copita que siempre ( o casi siempre ) queda encontré un gusto a frutos secos y más en concreto a nueces.
En resumen, vino recomendable que nos sigue gustando con el paso del tiempo y que nos anima a repetir otros que tenemos un poco en el olvido como Agnus Dei, Mar de Frades, Namorío de Valdamor y que en su momento nos gustaron mucho y otros como Fefiñanes, Burgáns, Pedro de Soutomaior, Pontellón... que nos defraudaron y que es posible que ahora nos demos cuenta que no los valoramos lo suficiente.
PUBLICADO POR ESTHER
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